miércoles, 5 de diciembre de 2012

Oftalmología Infantil y Terapia Visual




Una buena visión en la infancia va a influir directamente en el proceso intelectual y educativo del niño. A menudo se plantea la cuestión de cuál es el mejor momento para que un niño sea explorado por el oftalmólogo. Si existe una anomalía ocular evidente o un signo de alarma, debe ser evaluado por un oftalmólogo independientemente de la edad. Otras veces, es la presencia de antecedentes familiares de problemas oftalmológicos los que indican la visita por el especialista. En general, los tres años de edad constituyen un momento ideal.

La ambliopía u "ojo vago" es una alteración funcional en que uno o ambos ojos no consiguen un adecuado desarrollo de la función visual. Se produce por interferencia de algún factor patogénico durante el período de desarrollo visual. Una causa común de ojo vago, o amblíope, es un defecto de refracción (miopía, hipermetropía o astigmatismo) no corregido.

La eficacia del tratamiento es mayor cuanto más precozmente se realiza.

El tratamiento de la ambliopía es una rehabilitación visual del ojo u ojos amblíopes. Si hay un defecto de refracción debe ser corregido para que llegue una imagen nítida al cerebro. En los casos unilaterales debe realizarse una oclusión del ojo con buena agudeza visual, para permitir un adecuado desarrollo visual del ojo amblíope porque si no, a nivel cerebral, se establece el fenómeno de la "competencia", y siempre es eliminada la imagen menos nítida. La pauta de oclusión variará según la intensidad de pérdida visual, la edad del paciente y el momento del diagnóstico. Es fundamental igualmente la realización de un seguimiento adecuado hasta que exista un afianzamiento de la agudeza visual. Se recomienda que ante un antecedente de ambliopía, el tratamiento no debe abandonarse hasta los 10-12 años de edad.

¿Qué hacer si el niño rechaza el parche o a los padres le resulta dificultoso su aplicación?

La terapia visual es una técnica basada en ejercicios visuales con la finalidad de solucionar las diferentes disfunciones susceptibles de mejora. Estas técnicas están encaminadas a optimizar las distintas habilidades visuales, tales como la convergencia, la divergencia, las capacidades de estimular o relajar el sistema de enfoque o la mejora de los movimientos de los ojos e incluso la mejora de los procesos de percepción visual.

La terapia visual se recomienda a todas aquellas personas (niños, jóvenes o adultos) que sufran alguna disfunción visual que con una prescripción óptica adecuada no se haya podido solucionar completamente. También está indicada para quienes presenten sintomatología asociada a cualquier tarea visual y que, en consecuencia, tengan un bajo rendimiento escolar o laboral.

El estrabismo es una alteración ocular caracterizada por la desviación del ojo, que normalmente están paralelos. Los seis músculos extraoculares que mueven cada ojo, deben trabajar juntos y coordinados. De esta manera se obtiene una visión binocular estereoscópica o en profundidad. El cerebro superpone en una imagen única la procedente de los dos ojos, logrando la percepción tridimensional. Pero si existe un ojo torcido o estrábico, la superposición de aquellas dos imágenes distintas crearía una confusión no tolerable. Se desarrolla entonces una defensa cerebral que consiste en suprimir la imagen menos definida (la del ojo torcido), quedando así expuesto dicho ojo a ser vago o amblíope. Además del aspecto motor o muscular, los ojos mantienen su paralelismo gracias al estímulo de fijación, presente a partir de los seis años de edad.

Aunque el estrabismo tiene un factor hereditario importante, cualquier causa que perturbe la buena percepción de la imagen puede también provocarlo. Es decir, una patología orgánica ocular (catarata, glaucoma) o cualquier defecto de refracción (gafas).

La corrección quirúrgica de un estrabismo se hace necesaria cuando los métodos precedentes fallan total o parcialmente. El método implica la debilitación por recesión y el reforzamiento por resección de los músculos afectados.

La inyección de tóxina botúlinica supone un gran avance como tratamiento alternativo en el estrabismo y parálisis oculomotoras. Es una técnica más fácil, de más rápida ejecución, se realiza de forma ambulatoria y es de importante ayuda diagnostica facilitando el tratamiento.

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